La Experiencia de la Salud, la Enfermedad y la Discapacidad a Través de la Conciencia Corporal
- José Hoover Vanegas García • José Armando Vidarte
- 3 may 2019
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 mar 2020

Esta reflexión consiste en develar los elementos más relevantes de la experiencia de la salud, la enfermedad y la discapacidad a partir de la concepción fenomenológica del cuerpo, el cual se puede ver desde tres dimensiones, el cuerpo vivido, el cuerpo pensado y el cuerpo hablado; categorías de estudio surgidas a partir de los procesos investigativos desarrollados desde el grupo de investigación Cuerpo-Movimiento de la Universidad Autónoma de Manizales. En este sentido, la experiencia se asume como la manera que tiene el ser humano de relacionarse con el mundo tanto interno como externo. La experiencia como el modo que tienen los seres humanos de asumir el mundo, y en particular la salud, la enfermedad y la discapacidad, como una sedimentación corporal. Se tematiza a partir de la experiencia directa de las personas en coherencia con su existencia corporal en el mundo de la vida, desarrollado en tres puntos de acuerdo con la experiencia de la salud, la enfermedad y la discapacidad tanto del cuerpo objetivo, como el cuerpo subjetivo y el cuerpo intersubjetivo.
LIMITACIÓN DEL PROBLEMA
La salud sólo es tal en la ausencia de la enfermedad, y esta solo es tal en la ausencia de la salud; existe una dinámica entre visibilidad e invisibilidad entre estos dos fenómenos, mientras uno existe el otro se oculta y viceversa. Pero no solo como ausencia, sino como presencia de ausencia, ya que la sola ausencia no genera necesidades puesto que no se puede carecer de lo que nunca se ha tenido, en cambio la presencia de la ausencia de la salud, genera necesidades de ella, es más, en las personas en estado patológico, la salud se convierte en un fantasma que habita en su cuerpo. La enfermedad reclama la salud, y de alguna manera la salud reclama la enfermedad, ya que ella también es fundamental para valorar la salud. La ausencia de cada uno de estos fenómenos convoca a su contrario, como fundamento de cada una de ellas. En términos generales el fundamento de la salud es la enfermedad y la base de la enfermedad es la salud.
El escenario original de la experiencia de la salud, y también de la enfermedad, es el cuerpo. La salud, la enfermedad y la discapacidad existen como fenómenos transitivos, que no tienen categorías lingüísticas que las caractericen, ya que su ser está en el depositario de la existencia, en el albergue de la vida en sentido singular, es decir, en el cuerpo: “Dar cuerpo al hombre: esto es lo que hace el análisis anotomofisiológico y el saber biomédico, en sentido amplio cuando separa al hombre de su cuerpo y consideran a este último como algo en sí” (1). No obstante, el cuerpo solo, como un órgano viviente no es suficiente para tematizar la salud-enfermedad, el cuerpo orgánico, Korper como le llama Husserl, como una expresión de la naturaleza que toma la energía liberada y la convierte en energía cinética no es un fenómeno que experimente la díada salud-enfermedad en sentido estricto.
En este escenario corporal la conciencia no es más que el saberse empírico del ser humano; es necesario que el sujeto corporal trascienda este nivel de conciencia y se instale en el saberse a sí mismo como cuerpo de vivencias, como un yo de actos, como cuerpo subjetivo, a lo que Husserl denomina Leib. Sin embargo, la conciencia del cuerpo no termina aquí, hay una dimensión aún mayor del cuerpo y es la conciencia que se reconoce a sí misma en relación con los otros seres humanos encarnada en el cuerpo, que podemos llamar la intersubjetividad o corporalidad.
Articulo Completo: Click aquí...
http://bonga.unisimon.edu.co/handle/123456789/2300
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