El cuerpo dormido: entre la vigilia y los estados oníricos
- Jose Hoover Vanegas
- 16 feb 2022
- 4 Min. de lectura
José Hoover Vanegas Garcia, Mary Orrego Cardozo, Jose Armando Vidarte Claros, Francia Restrepo De Mejía

Resumen
en este artículo se presentan los resultados de la revisión de más de sesenta documentos sobre los estados oníricos en relación con la vigilia. En el texto se desarrollan tres puntos: primero, el surgimiento de las reflexiones sobre el estado onírico y sus connotaciones mitológicas, además de algunos datos filosóficos de la antigua Grecia. Segundo, se desarrolla una tematización del fenómeno de sueño o dormir, en la reflexión de la modernidad. Tercero, se elabora una aproximación a una fenomenología del dormir, a partir de varios fenomenólogos reconocidos como Merelau-Ponty, Jean-Luc Nancy, Sartre, José Ortega y Gasset, Michel Henry, entre otros. Al final se exponen diecisiete conclusiones que dan cuenta de la reflexión, entre ellas tenemos el dormir como abandono del sujeto de sí mismo, el sueño como un proceso no experiencial y, por tanto, teórico, y la permanencia de las emociones que emergen en los sueños y se prolongan a la vigilia.
Introducción
El dormir cobra valor como tema de reflexión después de la mitad del siglo XX; sin embargo, siempre ha sido un fenómeno impactante, sobre todo el tema de los sueños o las ensoñaciones. Precisamente Willian Charles Demment (1928-2020), médico norteamericano, fue uno de los primeros en dedicar sus estudios a la medicina del sueño o del dormir, a él se debe gran efectividad en los diagnósticos y el descubrimiento de varias patologías que se dan en estado de dormido. Fundó el primer laboratorio de sueño en Stanford. De hecho, la salud en gran medida —no solo dormidos, sino en la vida en general— depende del buen dormir: “No estamos sanos si nuestro sueño no es sano, y no podemos hacer que nuestro sueño sea saludable a menos que tomemos plena conciencia de sus riesgos y promesas” (Dement y Vaughan, 2000, p. 21).
Por otra parte, están los trabajos de Allan Hobson (1933-2021), psiquiatra, profesor de Harvard, quien hizo muchos aportes al estudio sobre los estados onírico, tales como las investigaciones sobre el movimiento ocular rápido o lo que se ha llamado sueño REM, por sus iniciales en inglés. Hobson estudió los movimientos corporales de los sujetos dormidos individuales y en parejas, analizó los sueños o lo que se denomina ensoñaciones, y sobre este aspecto afirmó: “Sleep onset is aparticularly fruit fuls tate for the elaboration of fantasy and dream-like mental activity that incorporated local conditions shamelessly” (Hobson, 2005, p. 29) .
Hay otros trabajos muy importantes, autores como Alejandra Rosales Lagarde psicóloga mexicana, quien ha dedicado varios trabajos a estudiar el sueño, sobre todo desde bases neurológicas, sobre lo cual afirma: “Además, durante el inicio del sueño ocurre un bloqueo de la transmisión sensorial porque el tálamo cambia a un modo de compuerta cerrada, a diferencia de la vigilia” (RosalesLagarde, 2014, p. 322).
Existen otros aportes muy importantes, aunque sin ser el objeto concreto de este trabajo que han hecho neurólogos, antropólogos sociólogos y aun filósofos sobre el tema, por ejemplo, John Eccles (1903-1997), neurofisiólogo australiano, reconocido por sus trabajos con el epistemólogo alemán Karl Popper, afirmó: “Las funciones generales del cuerpo al estar de pie, andar, bucear y nadar y al dormir y despertar, están normalmente unidas porque las conexiones cruzadas a niveles inferiores del cerebro no se ven afectadas por la comisurotomía” (Eccles, 1992, p. 197). En relación directa con la neurología, Antonio Damasio (1944), médico portugués adoptado por norteamérica, ha mostrado cómo las emociones y otros estados de ánimo se alejan de los sueños: “Un hallazgo parecido ocurre regularmente durante la interrupción natural de la consciencia que denominamos dormir. Ninguna emoción acompaña el dormir profundo” (Damasio, 2000, p. 117).
En la dimensión social, dormir o sueño también es un objeto de reflexión, el mismo Talcott Parsons (1902-1979) así lo reconoció: “Evidentemente, el sueño es uno de los más fundamentales entre estos fenómenos de relajación de la tensión, y aun cuando tenga fundamentos biológicos, se encuentra, no obstante, profundamente influido por la interacción en los niveles socio-culturales” (Parsons, 1976, p. 254). O el mismo Roger Bartra (1942), para mostrar como sería el mundo de lo mental con un celebro externo, afirma: “Podemos imaginar lo que puede ser el paisaje mental de una memoria desprovista de las sutiles redes exocerebrales cotidianas si evocamos lo que ocurre en los sueños, cuando se apaga la conciencia y nos desconectamos de la realidad circundante” (Bartra, 2006, p. 196).
Frente al suceso de dormir son muchas las referencias que se pueden evocar; sin embargo, en la filosofía los comentarios sobre este fenómeno son escasos y apartados. No hay, en sentido estricto, una filosofía del dormir. Por tanto, este artículo hace parte de la revisión de literatura del proyecto de investigación El papel de la conciencia en los estados oníricos, avalado por la Universidad Autónoma de Manizales, y en proceso de desarrollo por los grupos de investigación Cuerpo Movimiento y Neuroaprendizaje.
Así las cosas, este trabajo busca activar la reflexión filosófica sobre el dormir y, en particular, desde la fenomenología, vista desde herramientas conceptuales tanto históricas como actuales. Para ello, mostraremos tres puntos: primero, algunos apuntes genéticos que dan la idea de una arqueología de la percepción sobre el dormir; segundo algunas concepciones de la filosofía tradicional sobre el tema; tercero los enigmas actuales del fenómeno del dormir.
Este artículo es producto de la revisión inicial de la literatura sobre el asunto, que se recogen en sesenta y tres documentos distribuidos así: diez artículos de investigación sobre sueño, de los últimos diez años; ocho libros producto de investigación en la ciencia del sueño; cuatro libros de antropología y filosofía que hacen referencia al dormir o a los sueños en general; siete textos de literatura griega, tragedias y poemas; veintidós libros de filosofía, desde los presocráticos hasta la modernidad; y 12 libros de fenomenología. De allí, se identificaron algunas categorías como la muerte, las imágenes recobrados de la memoria, la cartografía de imaginación, las emociones presentes en el sueño, la creencia que el sueño fue real conciencia, el dolor, el sufrimiento o la angustia, con las cuales se elaboró este artículo.
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