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¡NADIE SABE LO QUE TIENE HASTA QUE NO…!

  • Foto del escritor: Jose Hoover Vanegas
    Jose Hoover Vanegas
  • 3 mar 2021
  • 3 Min. de lectura

Entre las paredes que delinean el espacio: la casa o la empresa, un centro deportivo o sagrado, un aula de clase, en cada espacio está la vida, después de todo se trata de vivir, cuando no de sobrevivir. La vida es lo primero, lo demás son enmiendas, cuando no caprichos económicos, políticos e ideológicos, primero está la vida, es más, detrás de lo primero tiene que haber algo y ese algo también es vida. La vida resplandece detrás de cada objeto: en una mesa, silla, libro, cuaderno, vestido, casa; un municipio, una ciudad, o un país, aparecen los destellos de la vida, allí aparece materialmente la intencionalidad humana y ésta no es más que chispazos de vida tatuado la piel de los objetos; pero no solo en el mundo físico, sino en cada categoría, cada variable y aun, cada dato estadístico aparece la bioestadística, es decir, aparece la vida. No obstante, entre la piel que limita los seres humanos con otros seres hay vida, no solo dentro de cada cuerpo, sino en la relación de ella con otros, la vida está repleta de tacto, es más, la vida es tacto, el otro existe sólo cuando es tocado, solo cuando su carne se encuentra con los otros seres corporalmente existentes, lo cual se logra con el milagro de la piel. Adentro de la piel está la privacidad, la intimidad; por fuera de la piel está lo público, lo otro y los otros. Por ello la vida emerge de la individualidad, pero se hace en la intersubjetividad, por esto, la vida no es solo zoe, término griego para nombrar la cantidad de seres vivos, sino bios, ya que además de procesos orgánicos la vida humana es historia, es biografía, conjunto de significados infinitos de resplandecencias en el mundo.


Sin embargo, la vida tiene una característica, está próxima a los seres humanos, está asida al cuerpo, a la carne, por tanto, a la racionalidad, emociones, sentimientos, conocimientos y aun a las creencias y valores, por ello, la vida cae en el olvido, se enmudece en medio de las actividades urgentes e importantes. Esto es, en medio de la vida cotidiana, en medio de tener que dar clase, calificar, pagar facturas o mercar, en medio de tantas cosas importantes la vida se disuelve, se desvanece en lo cotidiano, se invisibiliza, y solo cuando un relámpago de la naturaleza pone en peligro la existencia, la vida se ilumina, la vida resplandece. Vuelve y juaga el principio platónico en la teoría del amor que se expone en el Banquete: la apetencia, el deseo, lo importante se desvanece con la presencia y se activa con la presencia de la ausencia, la presencia de la posibilidad de la ausencia activa la necesidad de la presencia, solo en los momentos de ausencia la presencia tiene valor, dicho en términos coloquiales, ¡nadie sabe lo que tiene hasta que no lo pierde! En términos contextuales nadie valora la vida hasta que una pandemia llega y la pone en peligro, la pone en las puertas de la nada absoluta, la pone a naufragar en un mar de tiempo sin fronteras.


Así las cosas, aparece el cuidado, como fenómeno nucleador de la vida, lastima que su valor dependa de la presencia de la ausencia de la salud, cuando no de la proximidad de la muerte. El fin aparece en la vida como el ¡aun no!, puesto que cuando llega deja de ser un objeto de reflexión, solo podemos pensar en la muerte desde la vida y ello ya está atravesado por la carga del cuidado, por ello el ¡aun no! es la palabra clave para evocar el cuidado que camina por la existencia al lado de la vida y más que la simple vida, la calidad de la misma. Los tiempos de crisis, los tiempos de la proximidad de dolor, enfermedad, sufrimiento, angustia, entre otros; son los tiempos, en donde la vida brilla con la luz del cuidado. La vida no está ni en el fututo ni el en pasado, solo brota del presente, precisamente por eso se llama presente, porque es una oportunidad, todo ahora vivido es un presente para cada ser humano, institución o sociedad, en realidad para todo el planeta. La vida no habita en lo que va a suceder ni en lo que sucedió, pero el presente está preñado de pasados y es el momento en donde se da a luz, o se paré el futuro, por ello es el momento culmen, el momento en donde explota todo lo que ha sido y todo lo que va a ser, el presente es la única opción que tienen los seres humanos para cuidar la vida.


 
 
 

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